Desmontando mitos
Esta imagen es simplemente una muestra que podría servir para fomentar la creencia de que las mujeres prefieren los vinos blancos, o incluso los rosados, a los tintos. Pero nada más lejos de la realidad. Uno de los zapatos de la fotografía podría cambiarse por uno de hombre y reflejar lo que realmente ocurre, que a ellos también les tira el ‘blanco’.
Una encuesta realizada por la Asociación de Mujeres amantes de la cultura del vino (AMAVI) pone fin a ciertos mitos sobre el vino como puede ser este. Ni hay vinos de mujeres ni vinos de hombres, argumenta su presidenta Sonia Prince de Galimberti, al decir que se trata de una idea preconcebida sin fundamento, como así lo indican los datos. Es más, la encuesta realizada a 200 mujeres de toda España mostró que la mayoría, el 44 % de las participantes, prefieren los tintos frente a un 28% que eligen los blancos. El resto se reparte entre rosados, dulces, espumosos o generosos.
Frente a la creencia AMAVI cuenta con un manifiesto en el que reivindican la igualdad de género en el mundo del vino. No solo para apoyar a las mujeres como sumilleres, enólogas, amateurs del vino, bodegueras o responsables de bodega, sino también contra los pequeños gestos de desigualdad que siguen persistiendo. Ofrecer la carta de vinos a los hombres o definir un vino como “femenino” para expresar su sencillez o suavidad son algunos de ellos.
Lo cierto es que el vino blanco gusta, no solo a las mujeres, sino a hombres y mujeres por igual, dependiendo de sus preferencias y de los momentos en los que se quiere tomar ese vino.
En el caso de los blancos, sus aromas son más sutiles al descartar los taninos y otros elementos que dan más consistencia en la boca. Hay hombres que adoran el vino blanco y mujeres que prefieren el tinto.